Esta
vez ha sido el turno de las fresas y qué fresas más buenas. Las compré en el
mercado y con esta pinta tan buena no podían ser más que de Huelva. Esta
mermelada se caracteriza por no haber sufrido cambios bruscos al tratarla pues
el principal ha sido el de su maceración que ha sido lenta.
1 kg Fresas
500 gr Azúcar
1 limón o vinagre de manzana
Limpiamos
y cortamos en mitades o cuartos, según tamaño, las fresas. Una vez listas, preparamos la maceración, para ello
ponemos en un bol medio kilo de azúcar por cada kilo de fresas. Añadimos el zumo de un limón o medio vasito
de vinagre de manzana para facilitar que
las fresas segreguen su jugo, lo tapamos y lo dejamos en la nevera por un día.
Al día siguiente, calentamos a fuego medio las fresas aceradas junto con el jugo que han soltado durante media hora más o menos. Las fresas irán ablandándose.
Trituramos con la batidora hasta que quede a nuestro gusto más o menos fina. Removemo y mantenemos a fuego bajo-medio esperando a que espese la mermelada. Hay que tener en cuenta que cuando se enfríe gana consistencia por lo que es aconsejable sacar de vez en cuando una cucharadita para comprobar su consistencia real. Una vez conseguido la textura deseada, retiramos del fuego, esperamos a que se enfríe un poco y procedemos a guardarla en frascos.
Si queréis saber el proceso de esterilización lo podéis ver en mermelada de moras.
Os preguntaréis por la pinta
tan buenas de las aceitunas negras y verdes. Son unas aceitunas muy diferentes a las que estamos acostumbrados a disgustar. Pues bien, son aceitunas pero de chocolate. Sólo
podían ser de buenas tierras de olivos como Úbeda Jaén. Me lo regaló mi muy
buena compañera de mi colegio, Marieta, que también es profesora y que sabe que soy
una adicta a ellas a quien aprovecho para darle las gracias por todo lo que me ha enseñado en está profesión tan bonita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario!